lunes, 22 de diciembre de 2008

EL ODIO

El odio es complejo, dentro del rechazo hacia una persona, cosa o lugar sigue siendo un sentimiento que nace y muere a través de la magnitud más implacable: el tiempo. Es otro tipo de importancia que le das en tu vida, es el rechazo a algo que has querido o fui importante para ti, es la oposición del amor su hermano contrario.

El odio genera rabia y desconcierto, impotencia y molestia sobre todo cuando te odias a ti mismo. Cuando te odias a ti mismo te introduces en una espiral de negatividad ya que no crees en ti y dejas de cuidarte tanto intelectual como físicamente. Te castigas a ti mismo por tus actos y sobre todo por tus no actos, por ser imprudente de no disfrutar de las oportunidades que esta vida te ofrece. El odio tiene virtudes también ya que creo en el Ying-Yang, dentro de lo malo siempre hay algo bueno y dentro de lo bueno siempre hay algo malo, así que en situaciones puede servir de ayuda para poder dar el siguiente paso: en una monótona extrema, en la infidelidad de una amistad, un cambio radical de vida…, y muchas más etapas. Todo depende de cómo lo utilices, aún así sigue siendo una mancha en tu corazón; el padre del rencor e hijo del cariño, primo del perdón y abuelo de la indiferencia.

El odio sugestiona y actúas con avidez ya que notas una fuerza que te controla como una sensación de ira, el principio de un acierto y el final de un error. La experiencia apacigua esta distinta y contundente forma de sentir, a veces es imposible controlarlo pero siempre se puede aprender a transformarlo. Es parte de nuestras vidas y parte de nuestro ser no se puede arrancar pero si cambiar el camino de esa energía hacia algo constructivo, aunque los humanos somos autodestructivos siempre queda la esperanza algo especial reside en el interior de cada persona solo hay que encontrarlo y desarrollarlo. Sobre todo aceptar los que nos pasa y no taparnos los ojos con vendas ante las situaciones complejas porque todos merecemos una segunda oportunidad, no?